Foto: Kogia/Marla Tomorug.
En una revisión reciente en la revista BioEssays , los investigadores de Rutgers describieron los próximos pasos necesarios para producir pruebas de diagnóstico asequibles y portátiles en el campo para brindar herramientas de monitoreo de la salud de los corales a las comunidades locales.
El último esfuerzo colaborativo reunió a profesionales en restauración de corales, entre los que se encontraban la Coral Restoration Foundation, miembro del ICRI, investigadores académicos de Rutgers, el propietario de una pequeña empresa, CapitalCorals Research & Restoration, y un gerente de programa de la fundación en Revive & Restore para abordar la urgente necesidad de diagnósticos prácticos de la salud de los corales.

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Los arrecifes de coral están experimentando un declive alarmante a nivel mundial debido a factores como enfermedades, el calentamiento de los océanos y presiones locales tales como la contaminación, la eutrofización y la sobrepesca de peces herbívoros. Para enfrentar esta crisis, se están desarrollando tecnologías de monitoreo en el punto de atención que permitan a restauradores y comunidades locales evaluar rápidamente la salud de los corales y tomar decisiones informadas antes de que estos ecosistemas desaparezcan. Estas herramientas buscan responder de manera temprana a signos de deterioro para optimizar la gestión y conservación de los recursos marinos.
Los corales formadores de arrecifes son esenciales para la supervivencia de los ecosistemas tropicales, ya que ofrecen hábitat a peces fundamentales en la dieta de comunidades insulares y actúan como barreras naturales contra marejadas ciclónicas, protegiendo zonas costeras. Según la investigadora Erin Chille, su bienestar está intrínsecamente ligado al de las poblaciones humanas que dependen de ellos. Comparando sus desafíos con los que enfrenta la salud humana, como el estrés, las enfermedades o la reproducción, los investigadores proponen enfocar esfuerzos en soluciones concretas que sean accesibles para las comunidades que más las necesitan.
Uno de los pasos clave identificados es el descubrimiento de biomarcadores proteicos que se puedan integrar fácilmente a plataformas de diagnóstico médico ya existentes, como las pruebas de flujo lateral, que demostraron su utilidad durante la pandemia de COVID-19. Adaptar esta tecnología para el monitoreo de corales permitiría detectar en tiempo real problemas como enfermedades, estrés o periodos reproductivos, revolucionando su gestión y conservación. Esto abriría la puerta a una protección más ágil y efectiva de estos ecosistemas vitales para la biodiversidad y la seguridad alimentaria de millones de personas.
Los autores destacan que el desarrollo de pruebas de flujo lateral efectivas para monitorear la salud de los corales requiere la creación de una biblioteca de biomarcadores proteómicos validados. Hasta ahora, la mayoría de los estudios se ha enfocado en marcadores transcriptómicos de ARNm debido al rápido avance de la secuenciación genética. Sin embargo, la investigación muestra una débil correlación entre los niveles de ARNm y las proteínas, lo que hace indispensable validar los resultados a nivel proteómico antes de aplicarlos en pruebas de diagnóstico de campo.
El equipo de la Universidad de Rutgers lidera este esfuerzo mediante el desarrollo de un prototipo de prueba de flujo lateral que evalúa biomarcadores asociados al blanqueamiento coralino, una de las principales causas de mortalidad en estos organismos. Esta iniciativa busca no solo medir la respuesta de los corales al estrés, sino también identificar posibles marcadores predictivos que permitan implementar medidas tempranas de protección. El desafío radica en la enorme diversidad genética y taxonómica de los corales: existen más de mil especies de formadores de arrecifes, lo que dificulta encontrar biomarcadores que funcionen de manera uniforme entre ellas.
Para abordar esta diversidad, los investigadores proponen crear un conjunto básico de marcadores metabólicos o proteicos universales, complementado con paneles específicos para determinadas especies, como Acropora cervicornis (coral cuerno de ciervo) y Acropora palmata (coral cuerno de alce) del Caribe. Se estima que las herramientas portátiles para el monitoreo de corales podrían estar disponibles en un plazo de cinco a diez años, siempre que haya cooperación entre investigadores, comunidades locales, empresas y agencias de financiación. No obstante, la escasez de apoyo federal en Estados Unidos podría ralentizar los avances, por lo que se enfatiza la necesidad de mayor compromiso político y financiamiento para preservar los ecosistemas marinos del futuro.
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Link de la nota: Desarrollo de pruebas de flujo lateral tipo COVID-19 para monitorear la salud de los corales
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